Estas observaciones están basadas en el libro Flow and the psychology of discovery and invention, del psicólogo Mihaly Csikszentmihaly. El autor entrevistó a docenas de artistas, autores y científicos reconocidos para encontrar los principios del “flow”: el estado mental ideal en el proceso creativo.
A diferencia de cualquier momento cotidiano o las tareas impuestas desde el exterior, el creativo sabe o intuye como procedera cada momento.
Sabemos reconocer a cada momento si cada pequeña decisión dentro del proceso es la correcta.
En el flow creativo, no existe la frustración de enfrentar una tarea demasiado difícil o simple: existe un desafío que es alcanzable dentro de nuestra habilidad.
En la concentración inventiva plena, no hay distracciones sino un foco mental absoluto en la tarea presente.
La dedicación es demasiado completa para pensar en la posibilidad de fracasar. La idea de “control” queda fuera del flow de la creación.
La carga de la imagen de sí mismo ante los demás desaparece en el proceso creativo: estamos demasiado ocupados en lo que creamos para dar espacio mental al ego. Paradójicamente este olvido de sí mismo permite una expansión del “self”.
Muchos creadores coinciden que en medio del fluir de la creación, las horas pueden percibirse como si fueran pocos minutos, y una experiencia de un instante puede ser percibida como un período de tiempo más extenso.
El estado mental inventivo, a diferencia del trabajo normal, no tiene un interés directo en una recompensa, pero se siente en sí mismo como una recompensa a la curiosidad personal.